Las elecciones presidenciales de Estados Unidos han generado un fuerte impacto en el mercado financiero surcoreano, sujeto a vaivenes mientras la inestabilidad impera en la Bolsa y el won sigue depreciándose frente al dólar.
En concreto, la moneda estadounidense superó la cotización de 1.400 wones por unidad, provocando una devaluación en la moneda surcoreana solo vista en tres ocasiones durante las tres últimas décadas: en 1997, con la crisis financiera asiática, en 2007, por efecto de la crisis financiera global, y en 2022, cuando la Reserva Federal aumentó siete veces el tipo de interés en un año.
La tendencia alcista del dólar se atribuye a previsiones del mercado que anticipan subidas de precios y salarios, así como una ralentización en los recortes de tipos, si Trump - tal y como prometió en campaña- eleva los aranceles y refuerza la política anti inmigración.
Así, la coyuntura bursátil en Corea del Sur contrasta con los sorprendentes récords de los principales índices de la Bolsa de Nueva York, e incluso con la relativa estabilidad que muestran los mercados de otros países asiáticos, como el Nikkei 225 de Japón.
Según los analistas, dicho efecto deriva de la estructura de la economía surcoreana, que en gran medida depende de las exportaciones y de unos pocos sectores, como automoción, químico o sector chips. De hecho, algunos advierten que la alta dependencia del exterior de Corea podría impactar fuertemente en la economía nacional, sobre todo considerando las medidas de proteccionismo comercial de Trump.