Low Life (Submundo, 파인: 촌뜨기들)
En 1975, frente a las costas de Sinan, una localidad situada en el extremo suroccidental de Corea, un pescador descubrió un barco hundido. Poco después, se encontraron en su interior miles de reliquias: unas 20.000 piezas de cerámica, más de 700 objetos de metal, 28 toneladas de monedas y otros 23.000 artículos, entre ellos especias, medicinas y utensilios de uso cotidiano. Se trataba de un navío mercante chino de aproximadamente 260 toneladas, con 34 metros de eslora y 11 de manga, construido en 1323 durante la dinastía Yuan y hundido en aguas coreanas a comienzos del siglo XIV.
Este episodio, conocido como el descubrimiento del barco del tesoro de Sinan, desató la imaginación de numerosos creadores: artistas plásticos, cineastas y escritores. Y no es para menos, si tenemos en cuenta lo que ocurrió tras el hallazgo de 1975. Aquel “barco del tesoro” desencadenó una auténtica fiebre: cazatesoros, traficantes de antigüedades y oportunistas se lanzaron a por una riqueza que parecía estar al alcance de la mano. Un contexto en el que los deseos y la codicia se mezclaban, dando lugar a conflictos de todo tipo. Es en ese escenario donde se ambienta la serie Low Life.
Desde sus primeros episodios, Low Life se muestra como un thriller policíaco clásico, duro y realista. No recurre a excesivos juegos mentales ni a giros argumentales propios de una telenovela, y se toma el tiempo necesario para construir el suspense. Lo combina con la avaricia, el engaño y el instinto de supervivencia de cada uno de sus personajes. En el fondo, este k-drama no trata tanto de lo que buscan, sino de cómo actúan cuando se ven llevados al límite. El tesoro está enterrado bajo el mar, sí, pero el verdadero drama son los humanos que lo persiguen.
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La película Musgo (이끼) es, al igual que Low Life, una obra que se basa en un webtoon del historietista Yoon Tae Ho. Tanto el cómic digital como la película funcionan como una radiografía de la sociedad surcoreana. El pequeño pueblo en el que se desarrolla la acción es, en realidad, una maqueta de la Corea contemporánea. Allí aparecen reflejados los traumas de una generación marcada por los grandes acontecimientos de la segunda mitad del siglo XX: la participación en la guerra de Vietnam, la especulación inmobiliaria, el fanatismo religioso, la violencia ejercida por las fuerzas del orden o los abusos sexuales contra los más vulnerables. El mérito de esa descripción crítica y minuciosa es, por supuesto, del creador original. Pero es el director Kang Woo Suk quien logra llevar la historia al cine sin perder la fuerza del webtoon.
Musgo consigue narrar con éxito una historia épica que se extiende a lo largo de más de 20 años. Desde la escena inicial, que expone el conflicto central, hasta sus secuencias finales, rodadas con un aliento casi panorámico, Kang Woo Suk muestra una meticulosidad admirable. Saca el máximo partido de un reparto excepcional, enfatizando las expresiones faciales y los gestos en los momentos de mayor tensión. Y demuestra, una vez más, su talento como director y estilista cinematográfico: aquí se concentra más en mostrar que en explicar. Eso sí, este enfoque puede jugar en contra de la claridad narrativa y dejar algunos cabos sueltos. Aun así, Musgo confirma a Kang Woo Suk, ya veterano del cine surcoreano, como un cineasta en constante evolución estética y filosófica.