La Cumbre de París sobre el Clima ha finalizado con un histórico acuerdo contra el cambio climático, aprobado por unanimidad entre las 195 naciones asistentes. 

Este hecho guarda una enorme relevancia para la lucha contra el calentamiento global y la emisión de gases contaminantes. No obstante, la aprobación de ese nuevo pacto climático mundial plantea muchos retos a la industria surcoreana, que depende en gran medida del uso de combustibles fósiles. 

Los datos recopilados hasta finales de 2012, indican que Corea del Sur es el séptimo país con mayor volumen de emisiones de dióxido de carbono del mundo, mientras que las emisiones por habitante ascienden a un total anual de 11,8 toneladas, más del doble del promedio mundial de 4,5 toneladas por persona. Esto se debe a que la economía surcoreana se sostiene principalmente mediante las llamadas "industrias con chimenea". 

En este contexto, se especula que las inversiones que deberán realizar las empresas nacionales para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, será muy elevada. 

Este plan, entregado por el Gobierno a las Naciones Unidas en junio, presenta que la meta de Corea del Sur es disminuir en un 37% el volumen de las emisiones previstas para 2030, que asciende a 850 millones de toneladas.

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