Corea del Norte realizó el día 19 un ensayo balístico, lanzando tres misiles, posiblemente del tipo Scud o Rodong. Día después de los hechos, los medios de comunicación oficiales del país comunista afirmaron que los disparos formaban parte de un entrenamiento para atacar puntos estratégicos surcoreanos, como puertos marítimos y aeropuertos, a fin de impedir la llegada de las fuerzas estadounidenses a la península en caso de un enfrentamiento bélico. Llama la atención esta declaración inmediata, a tan solo un día después del ensayo, y por reconocer que su objetivo hipotético era Corea del Sur. Es más, el periódico Rodong, emitido por el Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, publicó un mapa de la península coreana marcando claramente los puntos objeto de ataque, entre los que se incluyen puertos y costas de Ulsan y Busan, al extremo sureste de la península.

El régimen comunista anunció en sus informativos que para el lanzamiento de los misiles utilizó un sistema vertical que permite alcanzar un mayor ángulo, para así reducir su trayectoria. Corea del Norte posee varios misiles de corto alcance, tipo Scud de 300 y 500 kilómetros, de medio alcance, tipo Rodong, de 1.300 kilómetros, y Musudan de largo alcance, de unos 3.500 kilómetros. Si el Ejército norcoreano utiliza un lanzador vertical, puede controlar el alcance de estos misiles y hacer que todos los modelos lleguen a Corea del Sur.

Ahora, la pregunta sería: ¿A qué responde esta provocación? Según Pyongyang, fue un simulacro para atacar al Sur en caso de guerra. Pero indirectamente, fue una muestra de disconformidad ante la decisión de Seúl y Washington de desplegar el escudo antimisiles THAAD en Corea del Sur. Con este último ensayo balístico, el Gobierno de Kim Jong Un posiblemente haya querido advertir que sus misiles son capaces de llegar a cualquier punto de la península coreana, incluyendo la localidad donde ubicarán el THAAD. Asimismo, también parece plantear dudas en torno a la efectividad de este sistema antimisiles. El THAAD sirve para contrarrestar misiles de alta altitud antes de que lleguen a su blanco, pero en caso de utilizar un lanzador vertical y dar mayor velocidad al cohete, es más difícil calcular la distancia para contrarrestar el misil. Se estima que ésta no será la última provocación de Pyongyang, pues ahora tiene como pretexto el THAAD para realizar más pruebas balísticas.