Las sanciones internacionales contra Corea del Norte por sus constantes ensayos nucleares y balísticos no parecen tener efecto, ya que el miércoles 3 a las 7:50 de la mañana –hora local-, el Ejército comunista lanzó dos misiles con dirección al Mar del Este, posiblemente del tipo Rodong de medio alcance. Según lo dado a conocer, uno de los proyectiles cayó en la zona económica exclusiva de Japón, tras recorrer una trayectoria de unos 1.000 kilómetros, siendo ésta la primera vez que un misil norcoreano cae en el mar territorial nipón. El Gobierno de Tokio fue el primero en enterarse de este ensayo balístico del régimen comunista, pues en un lugar próximo a donde cayó el misil, hay una base militar con radares detectores de cohetes balísticos. Por lo visto, con esta prueba, Corea del Norte quiso demostrar a Japón que si su país así lo desea, es capaz de atacar la base estadounidense en el territorio nipón en cualquier momento, al tiempo de exponer su capacidad armamentística, pues sus misiles vuelan cada vez más lejos.

Inmediatamente tras el lanzamiento de los misiles norcoreanos, la comunidad internacional alzó su voz para condenar enérgicamente esta provocación. Estados Unidos aludió la posibilidad de adoptar sanciones adicionales en cooperación con otras naciones, a fin de presionar más al régimen de Kim Jong Un. La Unión Europea también dejó en claro que el ensayo balístico supone una clara violación de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU. Asimismo, tan solo un día después del suceso, el Consejo de Seguridad convocó urgentemente una reunión a solicitud de EEUU y Japón, para abordar este serio asunto que pone en peligro la seguridad del noreste asiático.

No hay duda de que el reciente ensayo balístico norcoreano estaba dirigido a las fuerzas estadounidenses ubicadas en Japón, pues así también lo ha insinuado Pyongyang. Será por ello que Washington y Tokio son quienes se muestran más sensibles ante lo ocurrido. El objetivo de estos dos países es condenar más enérgicamente a Corea del Norte por sus constantes provocaciones, adoptando resoluciones más rígidas. No obstante, no parece fácil cumplir este propósito debido a la negativa de otros dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, China y Rusia, que últimamente mantienen cierta distancia con EEUU por el despliegue de su escudo antimisiles THHAD en Corea del Sur, a lo que Beijing y Moscú se oponen decididamente.